Hoy en día la musicoterapia ya está considerada como disciplina de salud, incluso su estudio alcanza ya el nivel de posgrado en algunos países. Se espera que el músico-terapeuta cuente con conocimientos musicales y terapéuticos, su labor consiste en crear las condiciones que generen en la persona coherencia emocional, coadyuve a la recuperación de la salud o a la adaptación ante una situación de enfermedad crónica o mortal, o accidente, a rehabilitar o sugestionar la interacción social , las habilidades sociales y los procesos cognitivos.
La música genera en nuestros cuerpos ondas, si está comprobado que estamos constituidos en un 70% de agua; el sonido como fenómeno involucra la propagación en formas de ondas elásticas –audibles o no- a través de un fluido que generará las vibraciones corporales. Los sonidos que oímos los humanos son ondas sonoras, oscilaciones de la presión del aire. Una vez percibidas por el oído se transforman en ondas mecánicas que captará el cerebro.
La propagación del sonido es muy parecida en los fluidos, en este tipo de medio provoca fluctuaciones de presión y en los sólidos al expandirse provoca cambios en la tensión del medio. Este argumento, nos aclara que aún siendo invisible el viaje del sonido a través de cualquier medio, –sólido, líquido o gaseoso-, que implica energía no materia, resulta poderoso; porque la vibración y el sonido interactúan con las moléculas de nuestro cuerpo, transformándolas e interviniendo en su sanación. Las demostraciones con células cancerígenas y con cristales de agua han sido asombrosas.
Sparado, P., La sinfonía de sonido y vibración del cuerpo, disponible en http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_cymatics08.htm, versión original del sitio web cymatics