domingo, 29 de junio de 2014

Lo invisible: efectos de la música en el cuerpo humano

Hoy en día la musicoterapia ya está considerada como disciplina de salud, incluso su estudio alcanza ya el nivel de posgrado en algunos países. Se espera que el músico-terapeuta cuente con conocimientos musicales y terapéuticos, su labor consiste en crear las condiciones que generen en la persona coherencia emocional, coadyuve a la recuperación de la salud o a la adaptación ante una situación de enfermedad crónica o mortal, o accidente, a rehabilitar o sugestionar la interacción social , las habilidades sociales y los procesos cognitivos. 
La música genera en nuestros cuerpos ondas, si está comprobado que estamos constituidos en un 70% de agua; el sonido como fenómeno involucra la propagación en formas de ondas elásticas –audibles o no- a través de un fluido que generará las vibraciones corporales. Los sonidos que oímos los humanos son ondas sonoras, oscilaciones de la presión del aire. Una vez percibidas por el oído se transforman en ondas mecánicas que captará el cerebro.


La propagación del sonido es muy parecida en los fluidos, en este tipo de medio provoca fluctuaciones de presión y en los sólidos al expandirse provoca cambios en la tensión del medio. Este argumento, nos aclara que aún siendo invisible el viaje del sonido a través de cualquier medio, –sólido, líquido o gaseoso-, que implica energía no materia, resulta poderoso; porque la vibración y el sonido interactúan con las moléculas de nuestro cuerpo, transformándolas e interviniendo en su sanación. Las demostraciones con células cancerígenas y con cristales de agua han sido asombrosas.

Sparado, P., La sinfonía de sonido y vibración del cuerpo, disponible en http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_cymatics08.htm, versión original del sitio web cymatics

viernes, 20 de junio de 2014

¿En qué nos puede ayudar la terapia con cuencos tibetanos?

El médium Edgar Cayce predijo que el sonido sería la medicina del futuro y esto ya está ocurriendo.
Los grandes expertos en terapia de sonido ya han descubierto científicamente que mediante el sonido se puede conseguir la auto-destrucción de las células cancerosas y la curación de infinidad de enfermedades. 
Los cuencos tibetanos son instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente. 
Son un medio maravilloso para equilibrar los chackras y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés hacia un estado de paz, relajación y serenidad, induciendo estados de sanación espontánea y estados místicos y elevando nuestra frecuencia vibratoria. 
Las personas que han experimentado un masaje sónico con cuencos tibetanos experimentan grandes cambios, mayor claridad mental, aumento de la creatividad, mayor concentración, mayor visión de futuro y una gran sensación de paz. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, más sereno, más equilibrado, más en paz consigo mismo. 

Existe un espacio de paz en nuestro interior y los cuencos tibetanos nos ayudan a entrar en él, nos ayudan a resonar con nuestra verdadera conciencia o yo superior y con ese sentimiento de paz y serenidad que todos llevamos dentro. 
A nivel físico se utilizan en la curación de cualquier enfermedad; para recargar nuestro sistema energético, para aliviar el sufrimiento y el dolor (incluye el dolor emocional), para eliminar inflamaciones, para estados de ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio, hiperactividad. 
Hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis; calma la mente y con ello el cuerpo y tiene efectos emocionales que influyen en los neuro-transmisores y los neuro-péptidos, que a su vez ayudarán a regular el sistema inmunitario, el sanador que llevamos dentro. 




¿En qué se basa la terapia del sonido con cuencos tibetanos?

Toda terapia basada en el sonido, se basa en el principio de resonancia, por el cual una vibración más intensa y armónica contagia a otra más débil, disonante o no saludable.
El principio de resonancia designa la capacidad que tiene la vibración de llegar más allá, a través de las ondas vibratorias y provocar una vibración similar en otro cuerpo. Es decir es la capacidad que tiene una frecuencia de modificar a otra frecuencia.

Las mujeres que viven juntas o que pasan muchas horas juntas acaban ajustando sus ritmos hormonales. El ejército sabe que cuando cruzan un puente no pueden ir en formación, por el peligro de rotura del mismo, por lo que abandonan la formación hasta que lo han acabado de cruzar. Sendos ejemplos del principio de resonancia.

Además el sonido modifica nuestras ondas cerebrales, ayudándonos a entrar en otros niveles de conciencia, donde son posibles los estados de sanación espontánea y estados místicos, haciéndonos más receptivos a la auto-sanación.
El tercer factor de la terapia del sonido con cuencos tibetanos, son los armónicos. Cada vez que se produce un sonido aparecen los armónicos. Estos armónicos tienen efectos altamente beneficiosos sobre nuestro cuerpo y sobre nuestro campo energético.

Aunque no podamos escuchar frecuencias que están fuera de nuestro campo auditivo, ni podamos producir sonidos o frecuencias que estén fuera de nuestra capacidad, sin embargo mediante los armónicos podemos resonar con ellas.

¿Qué es la terapia con cuencos tibetanos?


Es un masaje sonoro realizado con estos instrumentos metálicos (cuencos tibetanos)

Se utilizan golpeándolos o frotándolos con una baqueta y producen un sonido cargado de armónicos de naturaleza sanadora.

El paciente se estira en una camilla, cierra los ojos, y exclusivamente se concentra en el sonido que produce el terapeuta al tocar los cuencos tibetanos.

Los cuencos tibetanos han sido creados con conciencia e intención y son utilizados como guías en ritos ceremoniales, viajes astrales, el despertar de la conciencia y en la curación de enfermedades tanto a nivel físico, psíquico, mental, emocional y espiritualmente.

Los cuencos tibetanos están compuestos por una aleación de siete metales: plata, oro, mercurio, estaño, plomo, cobre y hierro y forjados de forma artesanal.