Ser sanos significa vibrar al unísono armónicamente. Cada órgano tiene su frecuencia (múltiplos o submúltiplos de 432Hz), cuando se altera en caso de enfermedad, el reequilibrio y la curación llegan cuando en el mismo órgano, se hace sonar con la correcta frecuencia de resonancia.
Entonces, tocar y escuchar música afinada a 432Hz reequilibra el cuerpo y por efecto vibracional también la naturaleza circundante, devolviendo el primordial equilibrio de paz y de bienestar.
Sabemos que la música es “información”, la cantidad de datos sonoros creados a 432Hz, no se pierden entre las moléculas de los gases presentes en el aire que transportan el sonido porque son compatibles con su estructura molecular.
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